miércoles, 11 de septiembre de 2013

Aprender a hacer críticas. Lanzar granos en lugar de sacos.



En muchas ocasiones cuando hay un conflicto personal, tendemos a usar palabras malsonantes, levantar el tono de voz o huir de la “pelea”. Estas acciones no ayudan a resolver el conflicto, sino que lo agravan.

Si subimos el tono de voz, posiblemente, dejaremos sordo al otro pero tal vez sólo capte nuestro tono de ira y no el mensaje. Si descalificamos a la otra persona, se elevará el clima de tensión y se sentirá atacado y poco dispuesto a escucharnos y llegar a un acuerdo. Si huimos de los conflictos, nunca expresaremos nuestras opiniones y no conseguiremos que los demás cambien conductas que nos molestan y que nos pueden llegar a hacer daño.

Un conflicto no tiene que ser algo negativo y “puede ser el principio de una larga amistad”. Si vemos el conflicto desde un punto de vista positivo, probablemente, veremos que es una oportunidad para compartir puntos de vista, para conocernos mejor y para llegar a acuerdos con las personas que nos rodean.

En ocasiones, estamos a la defensiva y partimos desde el punto de vista de que quien no está conmigo, está contra mí. Esto no es cierto, alguien nos puede querer “tal y como somos”, pero, puesto que todos cometemos errores es posible que no estén de acuerdo con todo lo que hacemos y decimos.

La idea que se plasma en este post, viene de una técnica que se desarrolla en el libro “Tratando la inestabilidad emocional” (Santiago López, 2006), que se denomina Técnica del grano. Es una técnica que puede ayudarnos a darnos cuenta de que cambiar los sacos que solemos lanzamos en una discusión y pueden derribar a nuestro oponente, por granos que son más manejables y que nos pueden llevar a un entendimiento es una buena opción.

Estoy segura de que casi todos podemos recordar momentos, en los que nos hemos dejado llevar por la ira y hemos dicho frases del tipo: “eres tonto”, “nunca haces nada a derechas”, “todo es culpa tuya”, “estoy harto de ti”, etc. Cuando utilizamos estas frases, estamos lanzando “sacos” y, además, al mostrar esta actitud de ira y agredir a la otra persona, estamos provocando que a su vez tome una actitud defensiva y responda de forma agresiva. Seguramente, la otra persona, nos devolverá “sacos” del tipo “tonto lo serás tú”, “tú sí que eres un inútil”, ”yo también estoy harta de tus historias”. De esta forma, entramos en una escalada de ira que no lleva a ninguna parte, lo que denominaríamos una “guerra de sacos”.

Si analizamos el contenido de las frases, veremos que ninguna de las partes ha expresado la causa de su malestar, por lo que no es posible iniciar una negociación y resolver el problema. Frente a esto, la propuesta es “abrir el saco y coger el grano”, esta es una autoinstrucción que nos podemos dar cuando nos encontremos en esta situación.

Los pasos básicos para expresar una queja serían:

  • Buscar el momento adecuado.
  • Valorar a la persona (abrir el saco).
  • Expresar la verdadera causa del enfado (sacar el grano). Implica especificar la conducta concreta que se quiere negociar o que ha provocado el malestar. Por ejemplo, en lugar de decir “eres un egoísta y no me ayudas en nada”, tendrías que concretar más y pedir cambios de conducta, y utilizar frases como: “me gustaría que pasáramos más tiempo juntos y que me ayudarás más en las tareas del hogar”.
  • Explicar cómo te gustaría que sucediese la próxima vez (buscar soluciones).
  • Negociar acuerdos entre los diferentes puntos de vista.
  • Mantener una buena relación y continuar con una conversación agradable.
  • Si expresamos nuestra queja de forma adecuada, daremos un paso importante para resolver el conflicto. De este modo, dejaremos el camino abierto para que la otra persona escuche nuestra propuesta, evitaremos la guerra de sacos y habremos dado el primer paso para llegar a un acuerdo.

Referencia bibliográfica:

Santiago López, S. (2006). Tratando la inestabilidad emocional. Madrid: Pirámide.


Fuente: psicovalencia









.

No hay comentarios: