jueves, 26 de abril de 2012

LAS LEYES FUND. DE LAS RELACIONES HUMANAS: LEY Nº1 DEL YO


Capítulo 4


LEY Nº 1 DEL “YO”


1 - ¿CUAL ES LA PERSONA MÁS IMPORTANTE PARA USTED?

LA PERSONA MÁS IMPORTANTE PARA USTED; ES USTED

USTED: es persona que tiene siempre en su mente y nombra sin cesar cuando empieza las frases por “Yo... “.

Observemos los hechos

Nótelo alrededor suyo: cada vez que alguien comienza su frase es generalmente por: “Yo”.

Lo que prueba bien esa importancia instintiva que agregamos a nuestra persona.

Olvídese por el momento de toda consideración moral: limítese a analizar objetivamente lo que usted dice, lo que usted hace y lo que dicen y hacen todos los que le rodean o los que conoce..

Notará que lo que siempre es más importante para usted es:

  • Su propio interés: bien sea financiero, material, cultural, de descanso, etc...
  • Su porvenir.
  • Su familia – su confort.
  • Su cónyuge.
  • Sus hijos.

Planteémonos ahora la siguiente cuestión: ¿esto es normal?

Sí, es total y absolutamente normal: es su instinto vital de conservación el que actúa.

Si rechaza el considerar que la primera persona que cuenta para usted antes que todos los demás, es usted mismo, irá contra la naturaleza de las cosas.

Es totalmente normal que usted intente defender su vida y todo lo que representa su seguridad, sus afectos, etc. En fin, todo lo que le permite satisfacer sus necesidades fundamentales.

Piense: ¿se ha encontrado alguna vez con un suicida?. Sí es así habrá podido darse cuenta de que el drama para los que lo rodean es que no se les puede animar con ningún tipo de interés: todo les es indiferente; no tienen interés por nada: ni por su porvenir, ni por su familia, ni por su trabajo, ni en definitiva por su vida.

En consecuencia, ese instinto vital que nos lleva a defender nuestra persona es totalmente normal: el día que lo perdamos estaremos en la vía del suicidio mental o físico.

Si usted es cristiano, permítame que le recuerde que Cristo dijo: Amad al prójimo “como a vosotros mismos”. Esto significa, de forma muy clara, que para poder amar a los demás hay que empezar por quererse uno mismo.

Para el creyente negar la propia importancia, disminuirse, es negar la importancia de la grandeza del hombre, por consiguiente es tanto como negar la obra del Creador.

Esto lo expresa muy bien el novelista Virgil Gheorghiu, que escribió en su novela “El Ojo Americano”

El origen divino del hombre le lleva hacia arriba, uno no se puede sustraer a ello. Todo ser humano, por muy vil y pervertido que sea, está sometido a la atracción hacia arriba, hacia el cielo. Aspira a elevarse, a progresar”.

Para el no creyente, es negar la grandeza, la unicidad del hombre; es negar la grandeza de la persona humana y de todo lo que contiene en principio. Y este tipo de negación conduce a las peores atrocidades: muchos sistemas políticos tiránicos son la ilustración perfecta de ello.

Usted debe, pues, amarse a sí mismo tal como es.

Es posible que una educación o una moral mal comprendida, le hayan llevado a negarse a sí mismo; a refrenar sus deseos de expansión, etc... Esto le ha mutilado.

Precisamente, es lo contrario lo que usted debe hacer: cada ser humano debe, sin cesar, a lo largo de toda su existencia, “comunicarse consigo mismo”, o sea, descubrirse a sí mismo para conocer sus propios talentos y sus dones, pero también sus lagunas y sus debilidades para remediarlas y sustituir, poco a poco, cada punto débil por uno fuerte.

Se puede, incluso, decir que es el verdadero sentido de la vida humana: partir del desarreglo que es el pequeño ser para durante toda nuestra vida, progresar y mejorar. Conocernos mejor para perfeccionarnos a fin de llegar al final de nuestra existencia a la plenitud de nuestro ser.

Es falso creer que el ser humano alcanza su plenitud entre los 20 y 40 años para declinar después; es absurdo y esto no descansa sobre ningún dato científico.

  • El origen de esa creencia viene de que, en los siglos pasados y hasta un período muy reciente, la esperanza de vida estaba entre 30 y 40 años. En los tiempos de Balzac (siglo XIX), la mujer de “30 años” era ya una señora mayor.
  • En nuestra época, todo el impacto publicitario se dirige a una población que tiene entre 25 y 40 años, pues es la más interesante, la que todavía está equipándose. Toda la publicidad que nos invade está centrada en la juventud y deja entender más allá de eso no hay más.
  • Es absurdo y está en contradicción con los datos demográficos: la esperanza de vida de los países occidentales es del orden de los 80 años.
  • Es contrario a los datos médicos, que prueban que un ser si no se deja abandonar, es decir, que procura mantener en forma sus facultades físicas e intelectuales, puede llegar intacto hasta edad muy avanzada.
  • Finalmente, esto es absurdo puesto que, en una época en que se necesitan por lo menos 20 años para asimilar todos los datos técnicos y profesionales antes de poseer una solida experiencia, una sólida competencia en cualquier profesión, a los 40 años y 50 años se está en una edad para desarrollar con plenitud los conocimientos adquiridos.

En fin, en nuestra época, sólo casi a los 35-40 años se puede disponer de un capital suficiente de experiencia y competencia que le permita a uno alcanzar sus objetivos más ambiciosos.

En resumen

Disponemos, pues, de una duración de vida activa mucho mayor que la que tenían nuestros abuelos: alrededor de 50 o 60 años más de nuestra veintena. Así pues, es muy necesario que nos descubramos, que nos conozcamos bien, que nos exploremos, para no dejar escapar ninguno de nuestros talentos ni ninguna de nuestras posibilidades, tratando de cultivarlos al máximo.

Para poder interesarse por los demás, hay que estimarse a sí mismo y tenerse confianza.

Una cierta educación jansenista ha dejado sus huellas profundas: nunca ocuparse de sí mismo, inflingirse novatadas para “aprender”, etc...

El resultado es el desprecio a uno mismo. Un autor conocido hablaba, hace algunas decenas de años, de su cuerpo llamándolo “mi hermano asno”.

Todo esto es una educación mal comprendida y desviada que no puede desencadenar más que la falta de confianza en uno.

Sin embargo, solamente teniendo confianza en uno mismo, en lo que se es realmente, sin orgullo ni falsa modestia, se puede ir a los demás, unirse a ellos, estimarlos y amarlos.

Esto es absolutamente fundamental:

  • Es conocido a la vez por los psicólogos y por los médicos.
  • Pero igualmente es admitido por los mejores espiritualistas y teólogos de nuestro tiempo.

He aquí por ejemplo lo que escribía recientemente un sacerdote católico:

“Es evidentemente penoso y ridículo atribuirse cualidades que no se tienen, pero es mucho mas pernicioso todavía el no conocerse tal como se es...”

“Conviene, sobre todo, y es muy eficaz, el intentar emplear bien las cualidades que uno posee...”.

“Creo que debemos ayudar a los jóvenes a amar su juventud, a los chicos vigorosos a apreciar sus músculos, a las jóvenes bellas a cultivar su belleza...”.

“Tenemos que mostrar y demostrar con los hechos que se puede ser cristalino sin ceder nada a los demás, en materia de músculos o de inteligencia”.

“La humildad está, ante todo, en el buen empleo de los talentos”.

Estas líneas están referidas a una determinada religión, pero, en realidad se pueden aplicar a todas las religiones y a todas las éticas, incluso las más laicas.

Esto significa que es inútil disminuirse a sí mismo, sacrificarse. Para ir a los demás, para ayudarlos, para estimarlos y para servirlos es indispensable conocerse a sí mismo y haber estudiado con profundidad todos los talentos que poseemos para después desarrollarlos. Este es nuestro verdadero “deber”.

Si estas afirmaciones le contrarían, le recomiendo la lectura del libro: “La neurosis cristiana” del Doctor Solignac; él fue entrevistado durante varios coloquios en la TV, en la radio y en diversos organismos culturales.

En realidad su libro describe un estado de hecho corriente, concerniente no sólo a la moral cristiana, sino, a todas las morales, incluidas las más laicas; esto es lo que hacía observar en un debate en “Francia Cultura” una institutriz cuya familia es auténtica y exclusivamente laica desde hace hace varias generaciones.


II – PERO A LA INVERSA, ¿CUAL ES LA PERSONA MÁS IMPORTANTE PARA LOS DEMÁS?

NO LO OLVIDE NUNCA: LO QUE CUENTA PARA LOS DEMÁS SON ELLOS MISMOS.

Los demás, o sea, las personas que usted frecuenta y con las que se relaciona: su cónyuge, sus hijos, sus amigos, sus padres, sus compañeros de trabajo o de estudios, sus superiores, sus colaboradores, sus vecinos, etc... reaccionan exactamente como usted: la persona más importante para ellos, son ellos mismos; y esto es totalmente normal.

Instintivamente para ellos, lo más importante es:

  • Su persona
  • Su interés
  • Su placer
  • Su confort
  • Su familia
  • Su trabajo
  • Su seguridad


Si quiere percibirlo, esté atento y sepa escuchar; oirá decir sin cesar a su alrededor: “mi marido”, “mi mujer”, “mis hijos”, “mi auto”, mi casa, etc...

Incluso los asalariados de una empresa acaban por decir: “mi contabilidad”, “mis pedidos”, “mi máquina”, etc...

Mientras que de hecho ni la contabilidad, ni los pedidos, ni las máquinas les pertenecen; ellos lo saben muy bien. Pero esto muestra que, para ser nosotros mismos, nos es imprescindible asimilarlos, apropiarlos psicológicamente, puesto que si esto no fuera así no tendríamos interés por las cosas y no desarrolaríamos bien nuestro trabajo.


III – TECNICAS DE COMUNICACIÓN: CONCLUSIONES PRÁCTICAS PARA CON LOS DEMÁS.

SI QUIERE INTERESAR A LOS DEMÁS: HABLELES DE ELLOS, DE SUS INTERESES, NO HABLE SIEMPRE DE USTED MISMO.

1ª Hábleles siempre de ellos.
Sustituya el “yo” por el “usted”: hábleles de su coche, de su salud, de sus vacaciones, etc. De esta manera, captará su atención. Es un pequeño ejercicio que no pide más que algunas semanas de atención, para después convertirse en un acto reflejo totalmente automático.

2º Póngase en su lugar.

Pregúntese sin cesar, si quiere atraer la atención de los otros, interesarlos, convencerlos, etc..:

  • Si yo estuviera en su lugar; ¿qué haría?, ¿qué pensaría?

Es un ejercicio muy importante, aunque muy fácil que es totalmente necesario que asimile como algo automático.

Tanto que, ya no verá las cosas sólo desde su punto de vista sino que las verá bajo un ángulo muy diferente.

A partir del momento en que adquiera la costumbre de prestar atención a los demás ensayando ponerse en su lugar, comenzará a comprenderles y por consiguiente a ser escuchado.

3º Considere siempre todas las cosas desde el punto de vista de los demás.

Es una regla fundamental para triunfar en sus relaciones humanas de su interlocutor: considere y presente las cosas desde el punto de vista de su interlocutor, es lo único que le interesará.

Ese es un hecho sobre el que es inútil discutir.

Como ya le he dicho al principio, cada uno de nosotros tiene como personaje principal de su vida a él mismo.

Por consiguiente, es totalmente normal que instintivamente, tanto usted como yo y como todos los demás, nos interesemos mucho más por los asuntos cuando se nos presenta las cosas desde nuestro punto de vista, es decir, cuando se nos habla de nuestros intereses (que no tienen porque ser, forzosamente, intereses materiales).

Si es vendedor o negociante

De hecho, todos nosotros lo somos en determinadas ocasiones:

  • Cuando buscamos empleo, es a nosotros a quién “vendemos”.
  • Cuando proponemos ideas a una asociación o a una empresa “vendemos” nuestras ideas, intentamos convencer.


Regla de oro nº1: 
presente siempre las cosas desde el punto de vista del otro o de los otros.



SEPA DETECTAR LOS ERRORES COMETIDOS CONTRA ESTA REGLA

Siempre puede usted detectar a su alrededor errores que van contra esta regla fundamental:

1º La Administración: El Estado

Las reglas se dictan desde arriba; nos imponen su punto de vista de arriba hacia abajo, y esto produce errores fundamentales tales como:

  • En Francia se glorifican de haber construido liceos de 7.000 plazas, “los más grandes de Europa”: el resultado ha sido un error.
  • Si les hubieran hecho una encuesta a los interesados: alumnos, profesores, padres, etc... no se habría decidido una cosa tan absurda en los ministerios parisinos.
  • Se ha creído aconsejable imitar a otros países llevando a los alumnos a pleno campo, fuera de toda vida social y se extrañan de que tales equipos inhumanos, a base de hormigón, sin vida ni calor humano, provoquen reacciones.
  • Se han construido en pleno campo alojamientos yuxtapuestos, sin alma. Veinte años más tarde se dieron cuenta que éstos generan familias condenadas a vivir replegadas sobre ellas mismas.
  • Han dado lugar a que bandas de jóvenes que apestan a aburrimiento y a soledad se desfoguen y distraigan como pueden.
  • La palabra “tecnocracia” está de moda y a menudo es mal comprendida. Yo creo que se designa bajo este término, sobre todo, a cualquier cosa que se dicte desde arriba (o sea en la alta administración): sin consulta alguna a los ciudadanos, ni participación de éstos en las decisiones.
  • Es así como los arquitectos parisinos pusieron a punto los liceos, con grandes huecos de vidrio, destinados a captar el menor rayo de sol: es completamente comprensible en regiones brumosas o lluviosas, poco soleadas. Es una sana reaccion contra los liceos napoleónicos dotadas de pequeñas aperturas y con barrotes en las ventanas.
  • Pero el absurdo consistió en construir este tipo de liceos por toda Francia: conozco un liceo en el sur de Francia en el que las clases de las plantas superiores nunca han podido ser habitadas por el calor que hacía en ellas, incluso en temporadas de primavera y otroño. Desde hace años se está tratando de demostrar que estas salas son inhabitables. En estas regiones hubiera sido preferible la construcción de liceos concebidos de manera totalmente diferente para conservar el máximo de frescor durante seis meses al año. Tendrían que haberse puesto los arquitectos y los organismos oficiales en el lugar de los que lo iban a utilizar y ver las cosas desde su punto de vista.


2º – La publicidad que exalta el orgullo y el “ego” de los fabricantes. Ojee las revistas, mire los carteles, los spots publicitarios de la televisión, etc...

Hay dos tipos de publicidad referente a la Ley del Ego:

a) El que se pone en el punto de vista del consumidor. Este se pone en su lugar, habla exactamente su lenguaje: se siente implicado y seducido.

b) Toda una publicidad de orgullo que no es más que un himno a la alegría del fabricante o de sus dirigentes.

Tengo ante mi una carta de prospección que me fue enviada por una de las mayores revistas francesas; he aquí su primera frase “He pensado que a usted le gustaría aprovechar la invitación adjunta. Como Director General de..., tengo pues el honor de mandársela personalmente”.

Estas pocas líneas destinadas a atraparme están escritas a base del “YO”: ¿cómo puede pretender que me importe a mí que el Director de tal revista (que me ha abrumado con toda su pretención) me envíe una invitación que de hecho no más que un petición de abono?

El redactor ha tratado de rectificar añadiendo al final el adverbio “personalmente”. Pero no corrige el “Yo”.

Un fabricante de automóviles muy conocido despreciaba abiertamente la opinión de su clientela durante decenas de años. Estimaba que no debía hacer publicidad con el pretexto de que sus ingenieros, sus fabricantes y sus técnicas estaban por delante de los coches del mundo entero y que sus modelos se imponían por ellos mismos.

Es posible que sus técnicas estén definitivamente avanzadas; pero hay que suponer que no se habían impuesto totalmente, puesto que dicha industria, en algunos años, ha pasado por otras manos y ha perdido personalidad propia.

A la inversa, otros fabricantes, más astutos, han hecho amplias encuestas (estudios de motivaciones) preguntando a los clientes potenciales lo que éstos desearían: velocidad, consumo, línea del coche, color, potencia, etc.

Estos estudios han dado lugar a la fabricación de coches como el 4 L, del que han sido construidos millones de ejemplares: se ha partido pues, del punto de vista del consumidor y después se ha intentado llegar a algo que se le acerque lo más posible. El resultado se llama éxito.

Prácticamente: sepa mirar a su alrededor para detectar estos innumerables errores en el que el “Yo” importa más que el punto de vista de los clientes, que es sin ninguna duda el más importante, puesto que él es el que paga.


IV – CONCLUSIONES PRACTICAS HACIA USTED MISMO

1º INTENTE INFATIGABLEMENTE ACRECENTEAR LA PROPIA ESTIMA DE USTED MISMO.

Postulado: Si la estima que hace de usted mismo es baja, sus relaciones humanas sólo podrán ser malas.

Solamente una buena confianza en sí mismo y una buena estima razonable de sí mismo (lo que no tiene nada que ver con orgullo, que es una excesiva estima de sus capacidades) permitirán que se una a los otros de una forma suave y relajada.

Como escribió el Dr. Solignac: “sea un buen compañero para usted mismo”. Al igual que las casas, y con mayor razón los grandes inmuebles, sólo pueden ser construidos con sólidos cimientos.

De la misma manera los cimientos sobre los que usted construirá su vida, y todas las relaciones con los demás, es USTED, su persona, su personalidad.

Así comprenderá que no podrá triunfar en la vida ni con los demás si no tiene confianza en usted, si su personalidad no es sólida, si se conoce mal.


2º HAGA UN BALANCE PERSONAL Y COMPLETELO CONTINUAMENTE.

Usted debe descubrirse

Edouard MICHELIN (fundador de la marca MICHELIN) decía a principios de siglo a sus colaboradores, que se quejaba de las insuficiencias de sus cuadros: “En toda persona hay defectos y cualidades (si no fuera asi, no estarían en Michelín). Usted no puede nada con sus defectos pero puede sacar el máximo de partido de sus cualidades y ayudarles a desarrollarlas”.

Piense que esta frase fue pronunciada a principios de siglo, en una época en la que no se era muy suave con los asalariados.

Esta frase se la debe dirigir usted a sí mismo: debe sacar el máximo partido de sus cualidades y desarrollarlas continuamente.

Prácticamente: ¿cómo debe proceder?

1º Haga su propio balance en su Carnet de Desarrollo Personal.

Trace sobre una agenda, una hoja, o un cuaderno, dos columnas:

  • Anote por un lado lo que estima que es positivo en usted: o sea, todo posible talento: osea, todo posible talento.
  • Las cualidades que conoce de sí mismo o que otros le han señalado, por mínimas que sean.
  • Los deseos que a menudo ha refrenado.
  • Por el otro lado: haga la lista de lo que a usted le parecen lagunas o debilidades.

Le señalo que al principio, probablemente encontrará más de negativo que de positivo; si éste es su caso, es porque rumia mucho más sus lagunas que sus puntos fuertes.

Es importante que olvide un poco sus puntos débiles, y se apoye sobre los fuertes y los desarrolle.

Es la condición indispensable para combatir los puntos débiles de su personalidad.


2º Complete continuamente este balance.

Le aconsejo que use una pequeña agenda confidencial:

  • Le servirá para descubrirse, poco a poco, a sí mismo.
  • Un ser humano debe aprender a comunicarse consigo mismo: es decir, con los aspectos más profundos de su personalidad.

Muchas personas dudan de lo que descubren con este balance: ellas parten de su supuesto “a priori” negativo, estimando inconscientemente que van a descubrirse únicamente debilidades o defectos.

Es absolutamente imposible

Se podría simbolizar una personalidad con el siguiente dibujo. Lo que está marcado con cruces representa sus puntos fuertes y lo que está marcado en negro, sus lagunas.






No puede ser de otra manera, pues si las proporciones fueran inversas, hace tiempo que usted se hubiera hundido y no existiría como persona.

Posiblemente usted pasa mucho tiempo rumiando sus puntos débiles y de esta forma llena completamente su imaginación. Pero tiene que llegar a saber que las proporciones están invertidas y a tomar una conciencia objetiva de lo que usted es.

  • A eso se le llama: aprender a aceptarse, o sea reconocerse exactamente por lo que uno es.
  • Y así aprenderá a estimarse a sí mismo.

Se lo repito una vez más: esto no es una demostración de orgullo. Si no lo hace, nunca aprenderá a servir auténticamente a los demás, a relacionarse con ellos de una forma abierta y enriquecedora, tanto para ellos como para usted.

3º Desarrolle continuamente lo que hay de bueno y positivo en usted.

Usted tiene talentos: el balance indicado arriba le enseñará, poco a poco, a descubrirlos.

Es posible que, desde su infancia, los haya descuidado mucho, bien por falta de tiempo o bien porque no ha sido alentado por el medio que le rodea, o porque no ha creído tener dichos dones, etc...

Es el momento de redescubrir lo que ha reprimido:

Si tiene ganas de bailar, de dibujar, de viajar, de ejercer un oficio activo y no sedentario, es el momento de preguntarse francamente: ¿no será que he traicionado mi vocación?.

El criterio que debe seguir es éste (si bien, tampoco es cuestión de embarcarse en un impulso). Pero hay vocación si, en el curso de los años, vuelve periódicamente un deseo profundo de hacer tal o cual cosa. Esto es sin duda una vocación o, en todo caso, una llamada precisa que vale la pena explorar.

De todas formas usted es el contable de sus propios talentos: usted tiene que detectarlos, desarrollarlos y ponerlos al servicio de la comunidad.

La primera persona que se beneficiará será usted mismo, pues se abrirá a los demás.

4º No trate de corregir más que una laguna a la vez.

En la parte negativa de su balance personal, descubrirá tal o cual debilidad. Como ya lo he dicho, habrá muchas menos de las que piensa al principio.

No cometa el error de subestimar la fuerza de la constumbre: dicho de otra forma, no intente transformar en usted varios puntos negativos a la vez.

Divida la dificultad para vencerla mejor y esquivarla.

Lo que significa que no debe atacar más que una laguna a la vez; y tomarse todo el tiempo necesario para transformarse. Esto puede requerirle meses o, quizá, años.


5º Aparte todo lo que le disminuya

  • A sus propios ojos:
Por ejemplo, aleje todos los pensamientos de duda, de temor, del tipo: “no lo conseguiré”... “no soy capaz de... “.

  • A los ojos de los demás:

Hay que evitar todas estas palabras que son verdaderos tics con las que se anuncia públicamente que uno no se cree capaz de hacer algo: “voy a intentar explicarle que...”, “no se dibujar”, “no sé hablar”, “no sé reparar mi coche”.

Continuamente nos pasamos el tiempo (inconscientemente) disminuyéndonos ante los demás. Las personas tomarán al pie de la letra lo que usted se atribuye como negativo, pues, es evidente que a sus ojos usted se conoce mejor de lo que le conocen ellos y si usted lo dice es porque debe ser cierto.

Un día oí hablar de un misionero de gran talento y de gran devoción que había pasado 30 años al servicio de los demás en el frío solitario del gran Norte Canadiense.

Al cabo de 30 años, participó en una reunión de su orden; sus cofrades no le conocían más que por su reputación. El creyó adecuado tomar la palabra y, con un exceso de humildad, declaró que se sentía muy poco capaz de hablar, de tener “ideas originales”, teniendo en cuenta su largo alejamiento de la civilización, etc...

Sin darse cuenta, estas declaraciones terminaron por meterse en el espíritu sus cofrades y de su Orden, que lo consideraron definitivamente como un “pobre hombre”. Mientras que esto no era más que la expresión de una cierta humildad y de mucha timidez. He aquí un hombre que se disminuyó a sí mismo, se le creyó. Muchos talentos se han perdido de la misma manera, habiendo podido rendir grandes servicios.

6º Construye su carrera y su vida sobre la personalidad descubierta de esta forma.

Su deber, el deber de todos nosotros, es ir hasta el fin de nuestra personalidad, hasta que descubramos al máximo todos nuestros talentos.

Es lo que nos debemos a nosotros mismos y a los demás.

Esto sólo lo podrá llevar a cabo si se apoya en un fundamento sólido, que es USTED MISMO.

Como puede ver estamos lejos de una actitud jansenista de falsa humildad, que no es, en realidad, más que un rechazo de la vida y de sus riquezas.






Capítulo 4 del libro I de “Contactos y Dialogos”, Instituto de Dinámica Mental (IDM), Autor Maurice Ogier








1. LO QUE PUEDO APORTARLE Y PORQUÉ
2. ¿QUE SON LAS RELACIONES HUMANAS?
3. LA FABULOSA IMPORTANCIA DE LAS RELACIONES HUMANAS
4. LAS LEYES FUND. DE LAS RELACIONES HUMANAS: LA LEY Nº 1 DEL YO
5. LAS LEYES FUND. DE LAS RELACIONES HUMANAS: LA LEY Nº 2 DE CONSIDERACIÓN
5. LAS LEYES FUND. DE LAS RELACIONES HUMANAS: LA LEY Nº3 DE AUTODEFENSA (O BLOQUEO)
7. LAS LEYES FUND. DE LAS RELACIONES HUMANAS: LEY Nº 4 DE AMOR O LA AFECTIVIDAD
8. SEA BUEN PSICOLOGO
9. RELACIONES DE LA PSICOLOGIA CON LA MORAL Y LA RELIGIÓN
10. USTED PUEDE ORIENTAR EL COMPORTAMIENTO DE LOS DEMÁS RESPECTO A USTED
11. COMO TRIUNFAR CON LOS DEMÁS O COMO HACER AMIGOS, RELACIONES O CLIENTES Y CONSERVARLOS
12. LA TÉCNICA DEL DIÁLOGO. TODO DIÁLOGO DEBE TENER UNA ESTRUCTURA
13. LA TÉCNICA DEL DIÁLOGO (Cont.) TECNICA COMPLETA DE LA CONVERSACIÓN, DE LA ENTREVISTA Y LA NEGOCIACIÓN
14. LA TÉCNICA DE LAS PREGUNTAS
15. EL ARTE DE ESCUCHAR
16. ¿COMO OBTENER LA COOPERACIÓN DE LOS DEMÁS?
17. COMO CONVENCER
18. ANIME CONTINUAMENTE A LOS DEMÁS. APRENDA A DAR LAS GRACIAS, FELICITAR Y ALABAR.
19. CRITIQUE SIN OFENDER
20. PARA TRINFAR EN SUS RELACIONES SOCIALES
















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