jueves, 2 de diciembre de 2010

Agradecer


Un hombre viene a quejarse de que es muy desgraciado.

Yo le pregunto: «¿Ha dado gracias usted hoy?

- ¿Dar gracias? ¿A quién? ¿Y por qué?

- ¿Puede usted caminar?... ¿respirar?...
- Sí.

- ¿Ha comido?
- Sí.

- ¿Y puede usted abrir la boca para hablar?
- Sí

- Pues bien, agradézcaselo al Señor, porque hay gente que no puede caminar, ni comer, ni abrir la boca. Usted es desgraciado porque nunca ha pensado en agradecer. Para cambiar su estado le haría falta en primer lugar reconocer que nada es más maravilloso que el hecho de estar vivo, de caminar, de mirar, de hablar. Pero los humanos olvidan todo esto, por eso el Cielo les hace pasar por grandes pruebas, para que aprendan, por fin, a ser agradecidos.»


Aprendan a agradecer

Aprendan a agradecer, pues el agradecimiento, la gratitud son poderes que desintoxican el organismo, neutralizan los venenos, renuevan los materiales. Por tanto, cada día, varias veces al día, repitan: «Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias…»

Los humanos son ingratos con el Creador, ingratos con toda la Naturaleza e incluso unos con otros. Pero la primera tarea del discípulo que quiere perfeccionarse es aprender el agradecimiento, ya que gracias a él algún día obtendrá la clave de la transformación de la materia, de su propia materia. Claro está, este trabajo quizás no cambie nada en su apariencia física, pero la naturaleza de los elementos que entran en la composición de su materia física y psíquica será diferente, más sensible, más sutil, más resistente, y ustedes sentirán que sus órganos hacen mejor su trabajo.

Una palabra mágica: gracias


Pensamiento del día

Cada día, consagren al menos algunos minutos a introducir la armonía en ustedes. Cierren los ojos esforzándose en liberar su pensamiento de las preocupaciones cotidianas, y diríjanlo hacia las cimas, hacia las fuentes de la vida que alimentan todo el universo. Cuando sientan que han detenido el raudal de pensamientos, de sentimientos y de imágenes que les atraviesan, pronuncien interiormente la palabra “gracias”. Esta es la palabra más simple, pero es la que deshace todas las tensiones, porque al agradecer ustedes se armonizan con el Cielo, salen del círculo estrecho de su yo limitado para entrar en la paz de la consciencia cósmica… Quédense el mayor tiempo posible en este estado, y cuando vuelvan, sentirán que hay elementos nuevos, muy preciosos, que se han introducido en su ser: la serenidad, la lucidez, la fuerza.


Omraam Mikhaël Aïvanhov












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