sábado, 2 de febrero de 2008

EL ESPEJO INTERIOR


He recordado la parábola de Platón sobre el Ojo del Alma, ése que según hacia dónde se dirige, ve panoramas diferentes y comunica visiones oscuras, grises o francamente luminosas. Y he imaginado que tenemos dentro algo así como un espejo de posición variable. Y en él se refleja aquello hacia lo cual está dirigido. Si se lo deja flojo, laxo, caído hacia la tierra del Mundo, tan sólo reflejará sombras, peligros, adversidades. Si con un poco de esfuerzo, logramos levantarlo, aunque sea hasta la horizontal, su campo de visión se ampliará en forma considerable, y sin despojarse de tinieblas, abarcará también horizontes luminosos y una pluralidad de seres y cosas interesantes y dignas de tenerse en cuenta, y el alma ampliará su posibilidad de percibir y por lo tanto de discernir, decidir y actuar.

Si con firme voluntad, levantamos más aún el espejo, veremos borrosas las cosas adversas del mundo y un Cielo de Luz llevará belleza y alegría a nuestro Corazón. Estaremos naturalmente mirando al éxito, a la alegría y nuestra Sabiduría se desarrollará descubriendo para nosotros verdaderas maravillas y los escondidos motores de las cosas visibles.

Así, sanamente entretenidos en la visión y vivencia de tales prodigios, iremos olvidando poco a poco nuestras estrecheces egoístas, nuestra ignorancia que descarga sobre espaldas ajenas los pesos de las responsabilidades que ennoblecen.

Manteniendo ese reflejo del Cielo en nuestra Alma, todo se nos hará mas fácil y las andaduras más agradables. En verdad, vale la pena el esfuerzo, pues de una semilla de voluntad surge un bosque de bienaventuranza, de felicidad y de conformidad emocional consigo mismo, al poder ver con claridad características del Sendero y de los caminantes que, con el espejo hacia las tinieblas, no podíamos distinguir.

Las vacilaciones merman y el miedo termina siendo reemplazado por una sana inquietud renovadora y vital.

Los quejidos se vuelven risas y naturalmente somos mejor aceptados por todos . .. simplemente, moviendo hacia arriba nuestro espejo Interior.


GENTILEZA: Lic. Gonzalo Cosenza