martes, 29 de enero de 2008

EL DILEMA DEL REY


Sucedió en la antigua Persia.

En un aislado reino convivían dos etnias diferentes regidas por un Rey.

Los Puros se dedicaban prioritariamente al arte militar, cuidando el orden público, custodiando al Rey y defendiendo las fronteras. En cierto sentido eran ascetas que privilegiaban el cuerpo y la vida sana. Estaban orgullosos de su manera de ser y entendían que eran el eje del sostén de la nación. En su religión el Dios Marte los iluminaba.

Los Artesanos, por su lado, privilegiaban la hermosura creando obras fantásticas de gran belleza y con mecanismos de relojería que las animaban. Vivían del comercio de sus obras, las que eran muy apreciadas en los reinos vecinos. Sentían que su colaboración era importante dado que aportaban a disfrutar de la belleza. La Diosa Venus era el objeto de su adoración.

Sin embargo, ambos veían a los otros con desconfianza y peleaban por cuotas de poder en las decisiones de la Corte. Las discusiones eran encendidas y las recriminaciones muy fuertes.

El Rey estaba sumamente preocupado porque su hijo heredaría un reino con posibles conflictos difíciles de manejar y que podría llevar a un desmembramiento futuro de la nación.

En la afueras de la ciudad vivía un Sabio Santo a quien el Rey preguntó: ¿Qué puedo hacer?”

El Santo le hizo tomar una moneda en sus manos y dijo: “Ella tiene dos caras que no se ven entre ellas pero sin embargo dependen una de la otra para existir”. Y lo envió de vuelta.

Acongojado porque esto no le resolvía su dilema habló con su esposa. Ana, comprensivamente, le dijo que debía ver por encima de lo concreto, encontrando los resquicios por donde emane la idea globalizadora. Ella se daba cuenta que la mente del Rey sólo interpretaba en términos de justicia, orden y en cosas que las leyes y la organización pudieran manejar.

Pero el Rey no lograba avanzar. Visitó nuevamente al Santo quien aún más críptico le dice “Ve a tu jardín y cuida las flores”.

Caminando por sus extensos jardines veía toda la naturaleza en su esplendor, explosión de colores y de vida. Escuchó su sinfonía profunda. Vio las flores visitadas por las abejas y su raciocinio entendió de la cooperación. Pero aún así no encontraba la fórmula para resolver su problema.

Se volvió al palacio donde le contó su experiencia a Ana. Esta le dijo: “ Lo inasible está más allá del razonamiento. Para llegar al alma de tus súbditos debes hablarles desde tu espíritu al corazón de ellos”.

Inspirado y revolviendo en su interior su veta poética escribió un poema desde lo profundo de su ser, al que luego le puso una música bellísima que acariciaba los oídos y la mente de los que la escuchaban. Luego hizo que se tocara a lo largo del reino en todos los poblados.

La gente pudo así tomar conciencia de que el Amor y la Compasión son posibles. Pudieron sentir al Otro como un igual y que la desconfianza que se albergaba en cada uno de ellos, destruyéndolos, les impedía ver el bien común.

El Sabio al enterarse de todo esto, musitó al aire fresco de la mañana: “Para posibilitar la Polaridad debes asegurar lo inasible”.



NOTA DE JC. Este cuento es un ejemplo de PENSAMIENTO ALICIA

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